sábado, 16 de mayo de 2009

The woman in the dunes (Suna no onna)

En un cuento de Kafka, el cuerpo de un condenado es escrito y modificado en una máquina sin que haya posibilidad de escapatoria. Y esta obra me lo recordó. Kobo Abe se encontraba fascinado con la desaparición voluntaria y con la soledad , como también se puede ver en "El mapa en ruinas ". Allí, un detective busca infructuosamente a un hombre que ha desaparecido.
"La mujer en las dunas" se centra en un entomólogo que un día toma el tren y no vuelve nunca a su familia ni a su ciudad. Termina en un pueblo lleno de arena donde sus habitantes trabajan como esclavos para sacarla de sus casas. Allí, será retenido bajo tierra y obligado a trabajar. Y todo el tiempo buscará un plan para escaparse. El título de la obra hace referencia a la dueña de la casa donde vive.
El personaje principal, Niki Jumpei vive en una permanente angustia. La mayoría de las noches hay terribles tormentas de arena y si los habitantes no trabajan, quedarán enterrados . Ellos son conscientes de que han sido abandonados por el gobierno y nadie los escuchará.
Abe presenta una metáfora de una sociedad rutinaria , y sobre todo, una en la que se pone el estado por encima del individuo. Por eso, se acerca aún más a la japonesa y a otras sociedades orientales: la empresa o el país promulgan la colectividad en detrimento de los intereses personales. Si se trabaja sin pensar tanto, hay pan y agua. Hay un techo donde albergarse, hay sexo, e incluso, una especie de cariño. Ante eso, uno no debe protestar ni cuestionarse ya que, a lo lejos, siempre va a haber un vigía, un gran ojo que aplacará las rebeliones.
Sin embargo, la obra no está escrita en un tono doctrinario sino dado por las acciones y las reflexiones del personaje sobre su situación.
Por otra parte, la sumisión de la mujer en la obra, la vuelve grotesca, casi como un animal. El erotismo se opaca bajo la claustrofobia de Niki y su constante desespero ante las pasivas reacciones de ella.
Poco a poco, Abe va mostrando como la rutina, a fuerza de ser costumbre, termina volviéndose placentera. Y entonces, ya no se podrá huir a ningún lugar, porque en cualquier parte aparecerán de nuevo las mismas casas, la misma arena y la misma mujer agachada que la recibe sin hacer nada porque en lugar de quejarse, prefiere trabajar duro para comprar nuevas cosas . Pongo un fragmento de la traducción que Dale Saunders hizo al inglés:
"He could easily understand how it was possible to live such a life. There were kitchens, there were stoves with fires burning in them, there were apple crates, in place of desks, piled full of books, there were kitchens, there were sunken hearths, there were lamps, there were stoves with fires burning in them, there were torn shoji, there were sooty ceilings, there were kitchens, there were clocks that were running and clocks that weren`t, there were blaring radios and broken radios, there were kitchens and stoves with fires in them... And in the midst of them all were scattered hundred yen-pieces, domestic animal, children, sex, promissory notes, adultery, incense burners, souvenir photos, and...It goes on, terrifynglu repetitive. One could not do with repetition in life, like the beating of the heart, but it was also true that the beating of the heart was not all there was to life".
En suma, es una obra que no solo tiene un buen manejo literario sino que debe ser leída en una sociedad como la nuestra, donde el sueño de pequeños dictadores es el mismo que utilizan los jefes de esta historia para suprimir cualquier intento de salida.

No hay comentarios: